La definición
de estos entornos indica que presentan una dimensión tecnológica y una
dimensión educativa, las cuales se interrelacionan y potencian entre sí.
La dimensión
tecnológica está representada por las herramientas o aplicaciones informáticas con las que
está construido el entorno. Estas sirven de soporte o
infraestructura para el desarrollo de las propuestas educativas.
Varían de un
tipo de EVA a otro, pero en términos generales, puede decirse que están
orientadas a posibilitar cuatro acciones básicas en relación con esas
propuestas:
- La
publicación de materiales y actividades,
- La
comunicación o interacción entre los miembros del grupo,
- La
colaboración para la realización de tareas grupales y
- La
organización de la asignatura
La dimensión
educativa de un EVA está representada por el proceso de enseñanza aprendizaje que se desarrolla en
su interior. Esta dimensión nos marca que se trata de un espacio humano y social,
esencialmente dinámico, basado en la interacción que se genera entre el docente
y los alumnos a partir del planteo y
resolución de actividades didácticas.
Un EVA se presenta como un ámbito para
promover el aprendizaje a partir de procesos de comunicación multidireccionales
(docente/alumno - alumno/docente y alumnos entre sí). Se trata de un ambiente
de trabajo compartido para la construcción del conocimiento en base a la participación activa y
la cooperación de todos los
miembros del grupo.
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